Monegros Desert Festival 2025: Rave, polvo y emoción en una edición histórica
El desierto de Fraga vibró con fuerza este sábado con la celebración de la 32ª edición del Monegros Desert Festival, una auténtica odisea electrónica que atrajo a 50.000 asistentes de más de 90 países. Durante 22 horas ininterrumpidas, el desierto se transformó en un mundo paralelo donde la música, el baile y la energía colectiva fueron los grandes protagonistas de una experiencia sensorial única.

Con 13 escenarios activos durante todo el día y más de 150 artistas de renombre internacional, la organización del festival desplegó una programación impresionante. Sin embargo, hubo tres espacios que capturaron la esencia y emoción de la edición 2025, transformándose en el epicentro de la energía rave: Dust x Unreal, Industry City x 240 km/h, y el imponente Sound System Temple.
Uno de los escenarios que marcó la diferencia fue Dust x Unreal, un espacio dedicado al techno más crudo e industrial. Aquí, la atmósfera densa y el sonido contundente ofrecieron una experiencia inmersiva que atrapó a los más fieles seguidores del género.

Vendex, uno de los nombres destacados del cartel, se adueñó del escenario, llevando la energía a un nivel insostenible con su característico estilo oscuro y explosivo.
En la zona de Industry City, el escenario 240 km/h fue una de las propuestas más potentes de la jornada. Este espacio, que reunió a miles de ravers durante todo el día, contó con una selección impecable de artistas.

Entre ellos, el b2b (face-to-face) de Adrian Mills y Andrés Campo se destacó como uno de los momentos más potentes del festival. La química entre ambos DJs fue palpable, fusionando sus estilos con maestría para mantener la pista de baile en constante euforia. Adrian Mills, con su estilo agresivo y minimalista, y Andrés Campo, fiel a su esencia más groovy y profundo, llevaron a los asistentes a un viaje sonoro sin igual, que mantuvo la energía al máximo.

Acompañando esta potente conexión musical, el b2b de Serafina y Fumi también se llevó grandes aplausos, generando una vibración única con su estilo crudo y enérgico. La interacción entre ambos artistas, cargada de improvisación y sincronización, mantuvo a los ravers en un trance continuo.
Sin embargo, el espacio se vio algo limitado en cuanto a capacidad, ya que la afluencia de público fue tal que el recinto pareció quedarse pequeño en varios momentos. La falta de un aforo mayor y de algunas infraestructuras adicionales, como un bar dentro del recinto, restó algo de comodidad a la experiencia. A pesar de ello, la propuesta fue sólida y la música de los artistas logró sobrepasar cualquier inconveniente logístico.
El Sound System Temple volvió a ser el corazón palpitante del festival. Con capacidad para miles de personas, este escenario es sin duda uno de los grandes símbolos de Monegros. La producción de este espacio combinó pirotecnia, visuales deslumbrantes y una potencia sonora que dejó sin aliento a los asistentes. Aquí, la fiesta alcanzó su punto máximo y se vivieron algunos de los momentos más multitudinarios y memorables del día.
Uno de los grandes momentos en este escenario fue la actuación de Fatima Hajji, cuya presencia y energía lograron crear una atmósfera brutal. La DJ española, con su dominio absoluto sobre el techno, desató una verdadera ola de euforia que no dejó indiferente a nadie. Su set no solo fue una muestra de talento y técnica, sino también una verdadera declaración de poder femenino dentro de la escena electrónica. La vibración en el Sound System Temple nunca decayó, y con artistas como Fatima, el escenario se mantuvo como el epicentro de la rave.

El broche de oro del festival lo puso Indira Paganotto , quien se convirtió en la primera mujer española en cerrar el Monegros Desert Festival. Su set fue una mezcla perfecta de potencia, emoción y simbolismo, marcando un hito tanto para la escena electrónica nacional como para el propio festival. La presencia de Indira no solo dejó claro su talento y personalidad, sino que también envió un mensaje poderoso sobre la importancia de la inclusión y el protagonismo femenino dentro de un ámbito tradicionalmente masculino.
En un entorno tan complejo como el desierto de Fraga, la organización del evento fue uno de los factores claves para su éxito. La logística, los accesos y los puntos de hidratación estuvieron perfectamente cuidados, asegurando una experiencia cómoda y segura para los asistentes. El equipo de trabajo se mostró siempre atento, presente y resolutivo, gestionando con gran eficacia un evento de tal magnitud. En un lugar donde las condiciones extremas podrían haber complicado las cosas, la organización demostró ser uno de los pilares más importantes para el desarrollo del festival.
Más allá de los nombres y las cifras, Monegros 2025 fue, por encima de todo, una experiencia emocional. Un espacio donde se celebró la rave auténtica, donde se compartieron momentos de conexión entre ravers, polvo, reencuentros y descubrimientos. El espíritu de Monegros sigue vivo con más fuerza que nunca, demostrando por qué este festival sigue siendo una cita imprescindible para los amantes de la electrónica.